Seguro que has escuchado hablar de esas relaciones tóxicas que no te aportan nada. Es más pueden ser peligrosas. Pues bien, en mi caso la única relación tóxica que he tenido, y seguro que sabes de que estoy hablando, es con el banco. Y es que al final, como se suele decir, todos son iguales. Y es que en los últimos años los bancos se están viniendo arriba y están imponiendo unas medidas leoninas para poder mantener tu dinero sin que te cobran nada. Por eso, no te queda más remedio que aguantar o acabar en el juzgado.
Os voy a contar mi caso. Yo era clienta de un banco muy conocido de este país durante más de 15 años. Solo con decir que fue mi primera (y hasta ese momento) única cuenta corriente. Era de esas que se abrían en la universidad porque ibas a hacer unas prácticas y te tenían que abonar el dinero en ella. Pues bien, todo iba genial con ellos porque cuando eres joven parece que no quieren comenzar a sisarte, pero fue ir cumpliendo años y cada vez más llegaban las condiciones estrictas.
Y es que comenzaron a llegar las famosas comisiones. Las primeras fueran las típicas por tener una tarjeta, que después de muchas negociaciones logré que no fuera así. Ahora bien, no había mes que no aparecieran en mi cuenta corriente los 3 euros al mes por mantenimiento de la tarjeta. Siempre tenía yo que estar preocupada por llamar, ya que ellos no se molestaban. Simplemente me lo pasaban y listo. Si cuela, coló. Pero con el paso del tiempo ya llegó la comisión por mantenimiento de la cuenta corriente. Y eso que ya había comenzado a trabajar y tenía hasta nómina. Vale, me dijeron que si tenía nómina no habría problema…
Hasta que una mañana comprobé como me habían cobrado también 10 euros por mantener la cuenta, algo que ya han comenzado a hacer todos. Otra vez más tuvo que ir allí al banco. Con lo que eso supone del trastorno del trabajo, que tienes que pedir horas para una salida. Por cierto, otro día hablaremos de por qué los bancos no pueden abrir los fines de semana. La verdad es que a muchos trabajadores nos vendría muy bien. Pues bien, ya me dijeron que por un cambio en la política de la empresa, a partir de ahora se pagaría por mantenimiento de la cuenta si no tenías una serie de productos.
Y aquí es donde ya se pasaron tres pueblos. No les valía con tener la nómina de más de 800 euros, no les valía con tener tarjetas de crédito, no les valía con tener domiciliado el cargo del teléfono móvil…no les valía nada. Ahora te piden lo imposible. Desde tener con ellos el seguro del coche, de casa, de vida…hasta incluso contratar productos bancarios, con lo que eso supone.
Aquí es donde entra en juego el derecho bancario, como advierten desde Bufete Albanés. “El Derecho Bancario regula el correcto funcionamiento y el cumplimiento de las buenas prácticas en las relaciones entre las entidades financieras y sus clientes. Así, se entiende que los bancos tienen que cumplir ciertas normas al ofrecer un producto o servicio a clientes particulares, profesionales o empresas”, explican.
Tienes que tener mucho ojo porque como te digo puedes acabar en el juzgado. Muchas veces, los bancos no comercializan de forma justa y transparente sus productos. Y ello puede tener para las entidades importantes consecuencias, sobre todo si se trata de productos especialmente complejos o cuya adquisición ha provocado en el cliente importantes e inesperadas pérdidas económicas.
Productos bancarios complejos
- Participaciones preferentes: popularmente conocidas también como las acciones sin voto, se comercializaron en su momento sin la debida transparencia y de forma engañosa. Las posibilidades de reclamar y ganar son, por lo tanto, muy altas.
- SWAP: los tribunales han declarado la nulidad de los contratos SWAP, al considerarlos excesivamente complejos y no cumplir con los requisitos legales mínimos para su comercialización.
- Productos estructurados: en este caso hablamos de productos financieros extremadamente complejos, que encierran un elevado riesgo.
Contar con la ayuda de un abogado experto te ayudará a sortear cualquier contratiempo y culminar el proceso reclamatorio con éxito. Asimismo, si procede, los expertos te ayudarán a reclamar daños y perjuicios por mala praxis de la entidad. Y es que ya has visto que esta relación es de amor -odio, mientras tú vas dando ellos tan felices, si cambias de actitud, te cosen a comisiones. Y no, no tengas miedo a acabar en los juzgados.