El pistacho es un fruto seco de pequeño tamaño que destaca especialmente por su color verde y por su textura rugosa y crujiente. Es un alimento bajo en calorías y muy nutritivo, rico en proteínas, grasas saludables y minerales; y contiene antioxidantes como la vitamina E. Por todo esto, es un producto muy beneficioso para la salud y aconsejable para incorporar en tu dieta si todavía no lo has hecho. ¿Alguna vez te has preguntado de dónde vienen los pistachos?
En los tiempos que corren de consumo acelerado, tenemos acceso a prácticamente todo, pero la realidad es que no sabemos muy bien de dónde sale o cuál es la historia de lo que nos estamos comiendo. Cada alimento que entra a nuestro cuerpo tiene su propia historia y todas ellas son interesantísimas. ¿Quieres saber más sobre los pistachos? ¡En este post te lo contamos!
Los pistachos nacen de un árbol conocido como Pistacia vera o simplemente “árbol del pistacho”, que suele tener una forma redondeada y un tronco robusto para aguantar el peso de sus frutos. Parece que su origen se encuentra en la zona del Asia Occidental, y sus primeros registros se fechan en el periodo neolítico. Desde la antigüedad, los pistachos se distribuyeron en rutas comerciales por el Medio Oriente, Grecia y por toda la cuenca del Mediterráneo incluida la Península Ibérica. Así es como llegaron a nuestro país. Tal y como recoge el blog de Xataka, las crónicas antiguas informan de que el pistacho se fue incorporado a la gastronomía del Imperio Romano durante el gobierno de Tiberio y, desde entonces, se cultivó ampliamente en la península ibérica por ser un lugar idóneo para su plantación, sobre todo la zona sur, ya que los árboles del pistacho se adaptan muy bien a climas mediterráneos.
Los pistachos han estado presentes en nuestra cultura desde hace mucho tiempo, pero su cultivo comercial no se generalizó en el territorio hasta los siglos XIX-XX. En la actualidad, es un alimento muy consumido, debido a la difusión que muchos nutricionistas han realizado sobre sus beneficios para la salud; y, por supuesto, a su versatilidad en la cocina. Su demanda está en alza, así que es un buen producto de mercado. Sin embargo, si estás pensando en cultivar tu propio árbol o en poner en marcha una plantación de pistachos, debes saber que no es del todo fácil.
Una curiosidad del cultivo de pistachos es que la mayoría de variedades son dioicas, lo que significa que hay diferencia entre los árboles femeninos y los masculinos y, para que la polinización se dé correctamente, es necesario que haya, al menos, un árbol masculino cerca de los femeninos. Además de darse mejor en climas mediterráneos, también es importante que se cultiven en suelos drenados y profundos, donde la concentración de sal sea baja; y necesitan mucho espacio. Si lo que quieres es iniciar un negocio de plantación de pistachos, se recomienda dejar una distancia de cinco metros como mínimo entre cada árbol, así que debes disponer de un terreno de varias hectáreas para lograr una buena producción. El cultivo de pistachos no es del todo sencillo ya que requiere de ciertos cuidados específicos como una poda adecuada o un riego regular y, además, su crecimiento es muy lento, por lo que deberás tener mucha paciencia. Dada la complejidad de este proceso, si estás barajando impulsar un negocio basado en el cultivo de este fruto, lo mejor es que te dejes asesorar por expertos en el tema. En este sentido, hemos consultado a Viveros La Herriza ya que están especializados precisamente en el cultivo de pistachos y nos han comentado que en cualquier sector la logística es clave para llegar al cliente de forma rápida y segura para proteger la mercancía.
Ahora que ya sabes un poco más sobre los pistachos, seguro que se te antojan. ¿Sabes cómo introducirlos en tu dieta? No tendrás muchos problemas, ya que quedan bien con todo. Lo más frecuente es que se compren en bolsas al natural o tostados y se consuman solos como snack, aunque cada vez es más común incluirlos como ingredientes en recetas más elaboradas. Añadir pistachos a tus ensaladas puede darles un toque especial de sabor y textura que marcará la diferencia. Es tan fácil como echárselos enteros sin cortar ni triturar. Da igual si vas a comerte una ensalada de lechuga, de tomate o de espinacas, porque estarán buenos con todo. También puedes incluirlos en platos principales de carne y pescado; y es muy adaptable a cualquier salsa. Lo encontramos frecuentemente en el pesto, triturándolos con albahaca, ajo, aceite de oliva y queso. Quedará estupendo para acompañar pastas o vegetales. ¿Y tú? ¿Ya lo has probado?