Hay que protegerse del sol mientras trabajas

sol

Uno cree que el cuerpo aguanta, que un poco de calor no te mata, que el sudor se seca con una toalla y que el cansancio pasa con una buena siesta. Pero no. Cuando uno trabaja bajo el sol día tras día, sin protección, el cuerpo empieza a pasar factura. Y lo hace sin avisar, poco a poco. Te sientes más lento. Te mareas. Se te olvidan cosas. Te cuesta dormir. La piel se reseca, se mancha. La cabeza te da vueltas. Y un día, sin darte cuenta, acabas en el hospital por un golpe de calor o, años después, te diagnostican un cáncer de piel.

¿Vale la pena correr ese riesgo por no llevar una gorra? ¿Por no parar a beber agua? ¿Por no reclamar sombra o un uniforme adecuado?

Hay que empezar a hacerse preguntas. Porque la respuesta, casi siempre, es que no. Que no vale la pena. Que cuidarse no es un capricho. Es una necesidad.

 

El sol no es tu amigo cuando trabajas a la intemperie

Parece que el sol siempre ha estado ahí, y que lo soportamos como soportamos el viento o la lluvia. Pero el sol, aunque nos da vida, también puede quitárnosla si no nos protegemos. No es exageración.

Los trabajadores al aire libre —como los albañiles, los operarios de mantenimiento, los que asfaltan carreteras, los que montan tejados, los jardineros, los que recogen fruta en el campo— están expuestos a un nivel de radiación solar muy peligroso. Y no solo por el calor: por los rayos ultravioleta (UV), que atraviesan la ropa, queman la piel y dañan las células desde dentro.

En verano, sobre todo entre junio y septiembre, la intensidad de la radiación se multiplica. Y si a eso le sumas jornadas de 8 o 10 horas bajo el sol, sin sombra ni pausas suficientes, el cuerpo no lo soporta.

 

¿Qué puede pasarte si no te cuidas?

No hablamos solo de cansancio o molestias temporales. Estos son algunos de los efectos reales de trabajar muchas horas al sol sin protección:

  • Deshidratación severa, que puede provocar bajadas de tensión, confusión, vómitos o incluso pérdida de conciencia.
  • Golpes de calor, muy peligrosos si no se detectan a tiempo. Pueden dejar secuelas neurológicas o provocar la muerte.
  • Quemaduras solares graves, que aumentan el riesgo de infecciones y enfermedades dermatológicas.
  • Envejecimiento prematuro de la piel (arrugas, manchas, pérdida de elasticidad).
  • Cáncer de piel, especialmente melanoma, que es el más agresivo y puede extenderse rápidamente.

 

Imaginemos un supuesto:

Miguel tenía 46 años y llevaba desde los 18 trabajando en la construcción. Nunca fue de usar sombrero, decía que le molestaba. En verano bebía agua, pero no lo suficiente. Se reía de los protectores solares, pensaba que eran “cosas de playa”.

Un día se desmayó mientras colocaba unas tejas. Estuvo tres días ingresado con un golpe de calor. A los tres meses, le detectaron una mancha en la espalda: melanoma. Lo operaron, hizo tratamiento, pero ya estaba avanzado.

Hoy, ya no está.

Este tipo de historias no deberían ocurrir jamás. Y ocurrirán si no se toman medidas.

 

Normativa que protege (y que hay que exigir que se cumpla)

Existe legislación en España que protege a los trabajadores frente a riesgos por exposición al calor y a la radiación solar. Pero hay que conocerla y reclamar que se cumpla. No basta con que el jefe diga que todo está bien si no lo está.

Algunas leyes importantes:

  • Ley de Prevención de Riesgos Laborales (31/1995): obliga a las empresas a proteger a sus empleados de cualquier riesgo relacionado con su trabajo, incluida la exposición solar.
  • Real Decreto 486/1997: establece disposiciones mínimas de seguridad y salud en los lugares de trabajo, incluyendo condiciones térmicas.
  • Real Decreto 665/1997 y modificaciones posteriores: obliga a la vigilancia de la salud frente a agentes cancerígenos, como los rayos UV en ciertos casos.

Además, algunas comunidades autónomas han emitido protocolos de actuación frente al calor en el trabajo. Y desde 2023, se reforzaron las restricciones para evitar trabajar a pleno sol en días de altas temperaturas, especialmente en olas de calor.

Es importante que tanto empleadores como empleados conozcan estas normas. La seguridad no es opcional.

 

Consejos prácticos para protegerte del sol en el trabajo

Protegerse no es difícil. Pero sí hay que ser constante. Aquí van algunos consejos de tú a tú, de persona que se preocupa por otra:

  1. Usar ropa adecuada: Desde Equipos de Protección Individual, especialistas en seguridad en el trabajo desde 1994, nos advierten que no vale cualquier camiseta. Nos explican que “La ropa debe ser de colores claros, de tejido transpirable y a poder ser, con protección UV (hoy en día hay prendas certificadas con FPS 50). Los brazos deben ir cubiertos. Lo mismo que las piernas si es posible. Las camisetas de tirantes no protegen nada y solo sirven para quemarse más”.
  2. Cubrir la cabeza: Una gorra con visera ayuda, pero es mejor un sombrero tipo safari que cubra también el cuello y las orejas. Si tiene ventilación, mejor.
  3. Llevar gafas de sol homologadas: Los ojos también sufren con el sol. Hay que protegerlos con gafas con filtro UV, no de bazar.
  4. Usar protector solar cada día: Sí, cada día. Incluso si está nublado. Se debe aplicar media hora antes de salir al sol y reaplicar cada 2 o 3 horas. Factor 50, resistente al sudor.
    No vale solo con ponerlo una vez al empezar la jornada.
  5. Beber agua constantemente: Aunque no tengas sed. Un vaso cada 20 o 30 minutos es lo ideal. No vale con esperar al descanso para beber 1 litro de golpe. Nada de bebidas con alcohol, y cuidado con las bebidas energéticas: deshidratan más.
  6. Hacer pausas a la sombra: No se trata de vaguear, sino de evitar que el cuerpo colapse. Pausas cortas, pero frecuentes. Si no hay sombra natural, hay que exigir toldos o carpas.
  7. Evitar las horas centrales del día: Entre las 12:00 y las 17:00, el sol es más peligroso. Si se puede, se deben reorganizar las tareas para trabajar más temprano o más tarde.
    En algunas obras ya se aplica esta medida: se trabaja de 7:00 a 12:00, y luego de 17:00 a 20:00.
  8. Formarse y formar al equipo: Hay que saber detectar los primeros síntomas de un golpe de calor: mareo, piel muy roja o seca, confusión, dolor de cabeza, debilidad extrema.
    Y también saber qué hacer: parar, hidratar, buscar sombra, y si hace falta, llamar al 112.
  9. Vigilar la piel: Cualquier lunar nuevo, mancha que cambia de color o herida que no cicatriza debe consultarse con un dermatólogo.

 

Equipos de protección solar para el trabajo

Hoy en día existen muchos elementos diseñados específicamente para trabajadores expuestos al sol:

  • Cascos con visera y protección de nuca
  • Manguitos y perneras con protección UV
  • Chalecos refrigerantes que ayudan a mantener la temperatura corporal
  • Uniformes técnicos transpirables y ligeros
  • Toldos portátiles para zonas de descanso
  • Pulseras que miden el nivel de radiación solar recibido

No se trata de gastar una fortuna. Muchas empresas pueden incluir esto en los EPI (equipos de protección individual) sin gran coste, y hay subvenciones para ello en algunas regiones.

Además, el ahorro en bajas laborales, accidentes y problemas de salud a largo plazo compensa con creces cualquier inversión.

 

Si no lo haces por ti, hazlo por los tuyos

Hay algo que no se puede dejar de decir. Y es que cuidar tu salud no es solo por ti. Es por los que te esperan en casa. Una pareja. Un hijo. Una madre. Un amigo. Alguien que no quiere que acabes con secuelas por no haberte puesto una gorra.

Trabajar bajo el sol no es cosa de héroes. No es un mérito aguantar más que nadie. El verdadero mérito es cuidarte para poder seguir trabajando mañana.

Un compañero puede pensar que exageras por ponerte crema cada dos horas. Pero si te ahorras un melanoma, no te va a importar. Alguien puede reírse porque llevas sombrero de ala ancha. Pero si llegas a los 60 con la piel sana y sin manchas, lo agradecerás.

El cuerpo es fuerte, sí, pero no es invencible. Si no lo cuidas tú, nadie lo va a hacer por ti.

 

Las empresas también tienen su parte

No todo el peso debe caer en los trabajadores. Las empresas están obligadas a prevenir estos riesgos, y deben actuar:

  • Facilitando ropa adecuada
  • Estableciendo horarios que eviten las horas de mayor exposición
  • Instalando zonas de sombra
  • Ofreciendo agua fresca y pausas reguladas
  • Formando a sus equipos en prevención
  • Evaluando los riesgos térmicos según el trabajo y el clima

Cuando una empresa se preocupa de verdad por su gente, se nota. Y se agradece.

 

Trabajar sí, pero con cabeza

El trabajo dignifica, claro que sí. Pero no hay trabajo que valga más que tu salud.
Protegerte del sol no es debilidad. Es inteligencia. Es cuidado. Es respeto por tu cuerpo, por tu vida y por los tuyos.

Así que si trabajas al aire libre o conoces a alguien que lo haga, pásale este mensaje:
ponerse protección solar no es de blandos. Beber agua no es de flojos. Descansar a la sombra no es de vagos. Es de personas que quieren volver sanas a casa.

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