La comunicación entre los tres árbitros de un partido de fútbol mejora con la tecnología

La tecnología es una de las cosas que ha cambiado nuestra vida de una manera radical. Quienes tengáis una edad mediana podréis comparar cómo era la vida hace un par de décadas y cómo es ahora, un momento en el que todo es diferente y en el que las cosas se han transformado de una manera increíble. Mientras que antes el uso de tecnología era muy limitado, ahora es necesario prácticamente para cualquier cosa. Todos y todas tenemos la necesidad de controlarla porque, en caso de no ser así, es como si no existiéramos, sobre todo desde la creación de WhatsApp o las redes sociales.

No solo han cambiado nuestro ocio esas tecnologías, sino que también han hecho lo propio con nuestra manera de trabajar. Ahora, disponemos de equipos y programas que nos permiten garantizar la máxima de las eficiencias en cada uno de los procesos que llevemos a cabo en el trabajo. Y eso, sin duda, permite que la comodidad y la rapidez con la que llevamos a cabo diferentes proyectos se haya multiplicado de una manera como la que no nos habíamos podido imaginar hasta hace apenas unos años. Para algunos, la tecnología es algo así como la magia.

La tecnología moderna también ha permitido reforzar algunas de las actividades que ya se desempeñaban previamente con la tecnología que existía en su día. Esa ha sido una de las grandes virtudes del mercado tecnológico en los últimos años: no solo han aparecido nuevos sistemas que han mejorado nuestra vida y nuestro trabajo, sino que también se han potenciado las virtudes de los sistemas que ya existían. El resultado de esto se encuentra a la vista de todo el mundo: un mundo en el que la eficiencia es más alta que nunca. No hay ninguna duda al respecto de que esto es así.

Hay un caso que me afecta (en el buen sentido, por supuesto) personalmente y que ha mejorado la calidad con la que ejerzo una de mis actividades preferidas, la de árbitro de fútbol. Llevo casi 20 años desempeñándome en este sentido en el seno de la Federación de Fútbol de Castilla – La Mancha y la verdad es que disfruto mucho de ello por varias razones. En primer lugar, porque me permite hacer deporte y mantener mi tono físico y, en segunda instancia, porque soy un gran aficionado a este deporte y me gusta vivirlo aunque sea desde el punto de vista del árbitro.

No es que arbitre partidos de máximo nivel ni mucho menos. Suelo pitar partidos de Tercera División como mucho y algunos de la categoría juvenil, pero la verdad es que solo con esto ya me da para entretenerme un fin de semana. A veces, pito tres veces durante el fin de semana: sábados por la mañana y por la tarde, más los domingos por la tarde. No me resulta muy pesado porque, como decía, lo disfruto. Y tengo que decir que hay un elemento tecnológico que ha cambiado la función que realizamos los árbitros: el intercomunicador entre el árbitro principal y los jueces de banda.

La labor que ha tenido este elemento ha sido básica para mejorar nuestro trabajo. Antes no disponíamos de dispositivos de este tipo y los tres árbitros teníamos que comunicarnos a través de gestos, con simples señales como levantar el banderín o similares. Ahora, todo eso podemos complementarlo con la voz, algo que nos permite disponer de mucha más información para valorar si una acción es o no merecedora de ser castigada. Un elemento tan simple como este cambia de manera tremenda el modo de impartir justicia sobre el rectángulo verde. Y eso es justo lo que nos hacía falta.

Fue una grata noticia comprobar que la Federación nos había proporcionado a todos los árbitros los intercomunicadores para los árbitros. Y es que la calidad de nuestro trabajo se ha visto aumentada desde entonces. En concreto, el modelo que nos proporcionaron fue el full dúplex de Ondamanía porque nos daba la posibilidad de hablar y escuchar al mismo tiempo. Intercomunicadores hay muchos, pero este era especial por eso y eso no solo nos permite hacer mejor nuestro trabajo, sino hacerlo de manera más rápida y darle vida al juego de tal modo que una de nuestras decisiones no suponga una paralización constante del espectáculo.

Hay una cosa que a mí me hace pensar que el intercomunicador ha sido una buena noticia. Y es que son los propios jugadores los que nos agradecen que se tomen las decisiones rápido y que el ritmo no pare. Ya sabéis cómo pueden llegar a ser algunos jugadores y lo que protestan a los árbitros. El hecho de que nos hayan agradecido que tengamos el intercomunicador gana, por tanto, todavía más valor. Son ellos mismos los que necesitan que el juego tenga ritmo porque ya sabéis que, en caso de no ser así, pueden quedarse fríos y padecer más riesgo de lesiones. Por tanto, es evidente que les interesa que los árbitros le demos fluidez al juego. Y la verdad es que es algo por lo que desde el colectivo arbitral tenemos que velar.

La labor arbitral es cada vez más profesional 

Siempre es necesario que la labor que realizamos los árbitros esté cada vez más profesionalizada. Y eso tiene mucho que ver con la tecnología con la que podamos realizarla. Todo lo que sirve para mejorar la comunicación entre las diferentes personas que dirigen un partido es realmente útil y se debe invertir todo aquello que sea necesario en hacerlo posible. Está claro que esto no acaba aquí y que la labor, tanto en este como en otros deportes, va a seguir mejorando con el paso del tiempo.

No es extraño, por tanto, que haya cada vez una mayor cantidad de árbitros en el interior de nuestras fronteras. Según una noticia que fue publicada en la página web de la Real Federación Española de Fútbol, ya eran más de 15.000. Se trata de una cantidad enorme y que va batiendo récords. Y eso por no hablar de la cantidad de mujeres que se han animado a dar el paso. Ya son más de 500 y el número sigue en aumento con el paso de los años. Es una buena señal e indica que el fútbol no solo es una cosa de hombres, sino que también les pertenece a ellas.

También es cierto que estamos hablando de una profesión que cada vez está mejor remunerada. Es verdad que no todos los árbitros cobran como los que arbitran en Primera División, que según una noticia que fue publicada por la página web del canal de televisión La Sexta era de unos 11.500 euros al mes. Los que arbitramos en categorías regionales ganamos bastante menos, pero la verdad es que la cuantía se va incrementando con el paso de los años, en consonancia con la profesionalidad que está ligada a una labor como la nuestra.

Estamos seguros de que los árbitros cada vez vamos a ser mejores. Una de las pruebas que mejor lo ponen de manifiesto es la presencia del Var, el videoarbitraje, que sin duda ha permitido que los árbitros tomen mejores decisiones que las que se tomaban antes. No cabe la menor duda de que polémicas seguirán existiendo, pero lo que es evidente es que la tecnología no puede quedarse al margen de una labor como la que tiene que ver con pitar un partido de fútbol o de cualquier otro deporte. De hecho, el fútbol no ha sido el primer deporte que ha incluido mejoras como las que hemos indicado. El balonmano, el baloncesto o el rugby son solo tres ejemplos que demuestran que la conexión entre la tecnología y el deporte es realmente fuerte desde hace tiempo, no solamente ahora.

Hay que continuar formando a personas, revisando la labor de los árbitros y seguir incluyendo las últimas mejoras tecnológicas para que una actividad como esta se realice de la mejor manera posible. En una actividad en la que se está tan en el punto de mira de los aficionados, hay que mostrar la mayor de las transparencias en cada una de las decisiones que se toman. Es algo que yo personalmente he procurado hacer siempre y que me han inculcado desde los distintos organismos que se encargan de organizar a los estamentos arbitrales. De nosotros depende que el mundo del futbol sea limpio y que se imparta justicia en esta materia. Lo contrario sería cargarnos nuestro deporte.

Estoy muy orgulloso de ser árbitro y de ver cómo poco a poco se han ido incorporando mejoras que forman parte de la vida rutinaria y que ayudan a que nuestro deporte sea mejor, a que las decisiones sean las más adecuadas para cada momento. Hay que tener en cuenta que el ser humano se equivoca y que a un árbitro siempre le puede pasar. Con la tecnología, se mejora la comunicación para intentar evitar errores y, de hecho, este objetivo se está consiguiendo de una manera más que sustancial. Por tanto, ese debe ser el camino por el que continuemos transitando. No me cabe la menor duda de que así será.

 

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