Viajar a través de la arquitectura

Viajar es una de las mejores formas de conocer mundo. Adentrarse en otras culturas y costumbres. Embeberse de sus tradiciones y, sobre todo, aprender. La inmensa mayoría de viajeros, viajan para hacer turismo, conocer todo lo citado y disfrutar de parajes o lugares de alto valor turístico. Charlando con los profesionales de la construcción de Geneop, hemos encontrado otra forma de turismo: el de la arquitectura. Viajar por el mero hecho de contemplar grandes obras arquitectónicas que no solo nos introducen en una cultura diferente o incluso una línea de pensamiento. La arquitectura, al igual que las tradiciones ancestrales, nos invitan a adentrarnos en la historia.

Arquitectura y arte van unidas de la mano, a fin de cuentas, ciertas construcciones cuentan con diseños salidos de mentes artísticas visionarias. Formas imposibles, alturas de vértigo o diseños vanguardistas que nos adentran en futuros impredecibles son los puntos fuertes de la arquitectura. Las impresionantes construcciones actuales, imponentes en muchos sentidos, no desmerecen a las construcciones milenarias como son las pirámides de Egipto.

De la mano de las grandes edificaciones, podemos adentrarnos, como decimos, en otras culturas, en otras mentes y por supuesto, en la historia que nos precede. Viajar para conocer mundo. Viajar para contemplar monumentos arquitectónicos que nos envuelvan con su diversidad, pluralidad o simplemente, su propia historia.

Otra forma de viajar y conocer mundo, es a través de las letras. Con ayuda de las mismas, vamos a introducirnos en un breve recorrido por las obras arquitectónicas que todo el mundo debería conocer y visitar.

Si te gusta viajar y además, disfrutar de la belleza que ofrecen el asfalto, el hormigón y el acero, entre otros muchos materiales, no puedes dejar de visitar los siguientes destinos.

Destinos arquitectónicos indiscutibles

Para empezar, no vamos a viajar muy lejos. En la misma patria, con su propia costa y a la vez, montaña, se encuentra una de las ciudades más cosmopolita, vanguardista y visitada del país. Barcelona, es sin duda alguna, uno de los destinos más populares para viajar, ya sea desde dentro de la península, como desde fuera. Si hablamos de arquitectura, no podemos obviar la belleza de sus grandes avenidas.

No en vano, el maestro Gaudí, firma numerosos de esos edificios, grandes joyas de la arquitectura española. Expertos en arquitectura, viajan a la ciudad condal para contemplar in situ, el Pabellón Alemán, diseñado para la Exposición Internacional de mil novecientos veintinueve o la interminable Sagrada Familia, obra póstuma del ya citado Gaudí, entre un sinfín de edificios emblemáticos. Pasear con la cabeza alta por las grandes avenidas de Barcelona, adentrarse en el Barrio Gótico y observar esa diversidad arquitectónica, atrapa a cualquier viajero.

Otro destino nacional e ineludible, como no es para menos, es la capital del reino: Madrid. Esa ciudad donde converge todo y ofrece una singularidad arquitectónica que ha desembocado en la construcción de los mayores rascacielos del país. Las cuatro torres que pueden contemplarse desde cualquier punto alto de la Comunidad, son en la actualidad, el emblema de la ciudad, en lo que a arquitectura se refiere.

Sin desmerecer esta sencilla grandiosidad, Madrid, ofrece mucho más que esa visión a (o desde) las alturas. La Biblioteca Nacional, el Palacio de Longoria, la ampliación de ese magistral Museo del Prado, creando un inigualable contraste entre tradición y modernismo, gracias a Rafael Moneo o la nueva Casa Loewe, son claros atractivos arquitectónicos en una ciudad, donde lo mejor, es mirar al cielo para tropezar con la belleza de su arquitectura.

Saliendo de nuestra zona de confort, debe ser de obligada visita, la ciudad de Londres. Su magnetismo, su lúgubre belleza, merced a su melancólica climatología, realzan indiscutiblemente, sus grandes y emblemáticas joyas de la arquitectura. Buckingham Palace, el Big Ben, ese puente levadizo, fruto no solo de la arquitectura si no también de la ingeniería, conocido como puente de la Torre, son la antítesis del Londres más contemporáneo.

El modernismo plástico que muestra el Edificio Lloyd´s.  el conocido como pepinillo, edificio Gherkin, que inevitablemente recuerda a Barcelona o The Shard, esa imponente forma piramidal que alcanza una altura de más de doscientos cuarenta metros, son obras que no dejan indiferente a quien las contempla. Visitar Londres, es adentrarse en el crisol de la arquitectura clásica y moderna, un viaje en el tiempo que puede llevarte desde el Londres Victoriano al incierto futuro europeo.

Siguiendo la estela europea, no podemos saltarnos París. Rascacielos, grandes avenidas en donde se erigen los edificios más emblemáticos de la ciudad. Modernismo y arquitectura clásica se mezclan sin igual en una ciudad, donde los Campos Eliseos dirigen la mirada hacia la espectacular Torre Eiffel. Aunque no solo se quedó en una torre de acero, el maestro Eiffel, diseñó. la fantástica cúpula de cristal que corona el Hotel Vernet

¿Qué más podemos encontrarnos de paseo por París? Más allá del Louvre y su pirámide de cristal, Notre Dame o la propia Torre Eiffel, contemplar el Centro George Pompidou y su excelente modernismo o la Fundación Louis Vuitton, entre otras, debe ser visita obligada para el amante de la arquitectura.

El viejo continente, cuenta en su geografía con ciudades donde su indiscutible belleza arquitectónica deben ser tenidas en cuenta por todos los viajeros. Las edificaciones modernas del norte del continente: Oslo, Helsinki o Estocolmo, ofrecen funcionalidad y elegancia, modernismo y tradición en sus diseños. Alejando su arquitectura de la grandiosidad que persiguen otros países, se desmarcan ofreciendo diseños más sostenibles y cercanos a la naturaleza.

El centro de esta vieja gloria, Alemania, Viena, Italia, se compone de una arquitectura que permanece en el tiempo. Italia es la historia hecha presenta, tratando de conservar su esencia arquitectónica desde tiempos de Roma. Alemania, resurgiendo siempre de sus propias cenizas, fluye y cambia su paisaje urbano, sobre todo en las grandes ciudades o la misma capital como es Berlín. Contraste y evolución convergen en las grandes ciudades de Holanda, Alemania o Viena.

Visitar estos países, sus ciudades cosmopolitas a la vez que forjadas de una dura historia, es un viaje a través del tiempo. La belleza de sus edificios, tanto los más modernos y actuales, como los que nos acercan al medievo y nos van trayendo al presente a través de las diferentes edificaciones, atrapan a cualquiera que deambule, con o sin rumbo, por sus calles empedradas.

Al otro lado… del charco o del continente

Como es evidente, hablar de arquitectura, es hablar de Nueva York, emblemática ciudad por sus numerosos edificios de sobra conocidos: Edificio Chrysler de ladrillo y acero, art decó en estado puro, Empire State Building, indestructible, aunque el mismísimo King Kong se cuelgue de su antena o el asimétrico Museo Whitney.

Nueva York es esa ciudad en la que todo es grande. Desde los edificios residenciales, de una belleza serena particular según el distrito, hasta los más sofisticados de la ciudad financiera. Desaparecidas sus torres gemelas, en su lugar, otro icono de la arquitectura, el One World Trade Center.

No puedes visitar Nueva York sin tropezar con todos esos edificios que muestran las películas: el Flatiron, la Catedral de San Patricio, el Museo Metropolitano o la Estación Gran Central. Quizá la arquitectura de esta gran ciudad, no te adentre en momentos históricos relevantes como sucede en el viejo continente, sin embargo, es la única ciudad que puede sumergirte en el séptimo arte y hacerte sentir, dentro de una película.

Estados Unidos, no es solo Nueva York, son muchas las ciudades que ofrecen una arquitectura impactante, impresionante y absorbente. Chicago es otra de ellas, la luz que refleja en esos grandes rascacielos y cuyos destellos se reflejan, a su vez, en los grandes ríos y lagos, hacen de esta ciudad, que durante años ostento el titulo de la ciudad que albergaba el mayor rascacielos del mundo, gracias a la Torre Sears (hoy Willis Tower), algo más que la ciudad de los vientos.

En la cara opuesta o justo enfrente (todo es cuestión de perspectiva), el lejano oriente. A los amantes del futuro, les encantará adentrarse en el visitando ciudades como Tokio. Mezcla de tradiciones tan ancestrales y milenarias y futurismo embebido, pasear por Tokio, es adentrarse en el Palacio Imperial y su cultura nipona para cruzar ese jardín de cerezos y encontrarse inmersos en el distrito financiero, donde su arquitectura, te aleja de los samuráis y las geishas para introducirte en el lujo de las tiendas de Prada y Hermès.

Con esta pequeña muestra de la riqueza arquitectónica que podemos encontrar a lo largo y ancho del planeta, solo podemos quedarnos con ganas de más. Para este caso, lo mejor, adentrarse de lleno en la cultura y la historia, a través de la arquitectura. No se trata de ser arquitecto, basta con saber apreciar la belleza que destila cada construcción. Sea moderna, ancestral o contemporánea. Cada arquitecto, pone en sus diseños su arte, su estilo y esencia. De ahí, deriva indudablemente, la pluralidad que se encuentra en cada ciudad. Cada edificio, grande o pequeño, importante o trivial, es fruto del ingenio de un arquitecto.

Para algunos y algunas, pasear por las calles de una ciudad, sea la que sea, ofrece un goce particular cuando te detienes a contemplar los elementos que la componen.

 

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